
reparaba la abuela?" La respuesta, como tantas veces, fue un recuerdo difuso. Las abuelas cocinan con el alma, no con medidas. No hay libros, no hay blogs, no hay vídeos. Solo memoria y experiencia. Y ahí nació la necesidad: guardar esas recetas antes de que se pierdan. Porque perder una receta de la abuela es perder un pedacito de historia, de identidad, de cultura.
con mayores, escuchamos historias y anotamos secretos de cocina transmitidos de generación en generación. Y no solo recogimos ingredientes y pasos: recogimos vivencias, voces, afectos.
por ocasión. Porque queremos que cualquier persona, desde un nieto que quiere sorprender a su abuela hasta un turista curioso, pueda cocinar, probar y sentir el sabor real de Canarias.